Los empleados tienen derecho a no sufrir discriminación laboral ni acoso ilegal. Los empleadores tienen prohibido tomar represalias contra los empleados porque el empleado denunció o se opuso a la discriminación ilegal, acoso o lo que el empleado razonablemente creía que eran violaciones de las leyes estatales o federales. Las represalias se vuelven ilegales cuando el empleador castiga o de otra manera participa en una conducta laboral adversa contra un empleado. Ejemplos de conducta laboral adversa incluyen, entre otros:

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Terminación del empleo

Reducción de horas

Evaluaciones laborales negativas

Pérdida de turnos de trabajo

Transferencia a una posición menos deseable

Participar en abuso verbal o físico

Amenazar con hacer, o realmente hacer, informes a las autoridades (como informar del estado migratorio o contactar a la policía)

Mayor escrutinio laboral

Difundir rumores falsos o tratar negativamente a un miembro de la familia (por ejemplo, cancelar un contrato con el cónyuge de esa persona).

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Sin embargo, denunciar u oponerse a una conducta ilegal no protege a un empleado de medidas disciplinares o despidos legales. Los empleadores son libres de disciplinar o despedir a los empleados si el motivo de dicha disciplina no está motivado por razones de represalia ni discriminatorias que normalmente resultarían en una acción laboral adversa. Por ejemplo, un empleador aún puede despedir a un empleado por amenazas de violencia, no presentarse a trabajar sin motivo alguno, negarse a trabajar o incumplir otros requisitos laborales legítimos.

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Si cree que ha sido víctima de represalias por haber denunciado o haberse opuesto a discriminación, acoso o violaciones de las leyes estatales o federales, comuníquese con nuestra oficina legal. Nuestro abogado laboral experimentado revisará su caso y lo ayudará a hacer valer sus derechos.

 

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